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“La Física te enseña a pensar para que comprendas las cosas”: Hernando Caicedo, máster en Físicomatemáticas y Ciencias de la Complejidad

Hernando Caicedo volvió a su casa. En la semana universitaria de la Uniautónoma del Cauca, este ingeniero físico payanés nos visitó para dictar tres charlas en la institución educativa donde hace 10 años emprendió el camino de la investigación y la transmisión de conocimientos a través de la docencia.

Con una maestría en Ciencias Físicomatemáticas del Instituto Politécnico Nacional de Ciudad de México y otra en Ciencias de la Complejidad en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, el profesor instó a los asistentes a pensar en el espacio y las ciencias desde la cinematografía y las tiras cómicas: ‘Física de Interestelar’, ‘Física del Coyote y el Correcaminos’, y ‘Computabilidad del Universo’ fueron las presentaciones que hizo ante ellos.

Actualmente es docente adscrito al Departamento de Ciencias Básicas de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Anáhuac, Campus Norte. Sigue vinculado a la Corporación Universitaria Autónoma del Cauca como profesor investigador y editor en jefe del Journal de Ciencia e Ingeniería, y trabaja para el Sistema de Preparatorias del Gobierno del Distrito Federal, como tutor e investigador.

Recuerda que cuando se graduó de pregrado, la UniAutónoma del Cauca le dio la oportunidad de desarrollar sus talentos académicos: “fui uno de los primeros profesores que empezó hablar de investigación en la institución y que tuvo un estatus como investigador. En ese entonces concebimos la revista de ciencias y organizamos el I Congreso de Nuevas Tendencias en Ingeniería, al que invitamos gente experta en robótica y drones… ha crecido mucho esto de la investigación en la Uniautónoma, pero es que hace 10 años estamos hablamos de drones y nanotecnología”.

Puso todo el empeño para que su labor docente e investigativa fuera destacada, y a los dos años -cuando lo logró- empezó a sentir la necesidad de capacitarse en otra parte del mundo: “era preciso formarme en postgrado viendo otras opciones de trabajo y otras líneas de investigación, y decidí viajar a México porque allá viven algunos familiares. Ingresé al Politécnico Nacional de México por ser una escuela muy enfocada en la ingeniería, y me gustó el ambiente en el campus, algo muy importante al momento de estudiar”, cuenta, anotando que al cambiar la línea de su investigación empezó a trabajar en Astrofísica -entonces un tópico nuevo en ese lugar- y que fue el primer egresado en Astrofísica en la Escuela Superior de Física y Matemáticas del politécnico nacional de México.

Al principio se sintió discriminado por ser colombiano, pues siempre se hacen algunos comentarios sobre el narcotráfico “y eso pesa mucho”, dice, sin dejar de lado que el país ‘manito’ sufre fuertemente el flagelo: “igual, la gente educada, formada académicamente, no le presta atención al sitio de dónde eres… es que hay muchos colombianos haciendo sus estudios de la mejor forma, haciendo investigación y siendo importantes, y así como ellos hay de todas las nacionalidades… nosotros debemos superar ese lastre, pero no lo lograremos si la televisión nacional sigue publicitando tanta narcotelenovela y sigue dando el ‘boom’ a la criminalidad”.

Mientras anota que Beautiful Day -del grupo irlandés U2- es su canción preferida porque siempre que la escucha le da ánimos, describe su llegada a ciudad de México y la adaptación a sus dinámicas: “la transición de vivir acá y luego en México no fue difícil, pues siempre me han gustado las ciudades grandes. Al principio puede ser tedioso por los viajes largos, pero después le tomas el ritmo y es algo llamativo, porque en ciudades como esta hay de todo, tienes todo el mundo en tus manos… y la diferencia es radical: al mediodía en Popayán se va a almorzar a la casa y se hace siesta; seguramente la ciudad sería más productiva si se dinamizan las cosas, porque acá no inviertes tiempo en largos viajes en transporte público y por la calidad de vida que te ofrece.


Como ha dictado clases en Colombia y México, es capaz de hacer analogías claras sobre quiénes son mejores estudiantes. Según él, el hecho de que los colombianos no dispongamos de muchas herramientas tecnológicas nos hace perseverar: “eso hace que seamos más ‘metelones’, más ‘luchones’. Y se nota en las universidades mexicanas, los colombianos saben que tienen una oportunidad de superarse y es raro que a uno de ellos -que vaya con un objetivo académico claro- no le salgan las cosas. El colombiano que estudia becado saca su título, entonces nos ven como personas trabajadoras, y, como no estamos acostumbrado a salir del país, nos maravillamos por muchas cosas nuevas. A fin de cuentas, independientemente de si eres colombiano o mexicano, debes ser siempre competente, esforzarte por hacer las cosas que debes hacer y hacer bien tu trabajo. Ésa es la mejor carta de presentación, y si vas con la convicción de lograr tus objetivos te adaptas. A mí me pasó, y ahora tengo nacionalidad mexicana, novia mexicana y vivo allá muy contento.

Pero estudiantes con inquietudes intelectuales hay en todos lados, y algunos de los suyos le preguntan por Colombia cada vez que usa una palabra o término ‘muy de acá’: “a veces en clases debes enseñar de otras cosas, entonces les cuento que en Colombia se hace esto, se usa de esta forma o se pone allí. Y siempre son muy receptivos, algunos han tenido la oportunidad de viajar por varios sitios del mundo, entonces quieren saber qué es lo que se hace o se dice en otras partes… siempre a vas a recordar al profesor que te enseñó algo más que física”.

Se le preguntó por qué la física es una materia tan bonita, aunque estudiarla sea un poco complicada y compleja: “es un poco difícil porque te enseña a ser disciplinado, pero cuando llegas a cierto nivel de conocimiento te das cuenta que la física te permite desarrollar una serie de habilidades para aplicar, en todo; al final los problemas tienen dos tipos de soluciones: numérica o analítica, pero de que lo solucionas lo solucionas! La vida es exactamente lo mismo, debes identificar sus problemas, sus variables e incógnitas, y buscar un método para resolverlas. Entonces cuando aprendes física puedes comprender cualquier cosa que leas y comportarte de buena manera en la vida, asumiendo retos. Y te enseña a pensar: yo me fui de aquí con dos maletas y muchas expectativas, pero tuve una buena formación y aprendí buena física en la Universidad.

Al irse a México el profesor Caicedo centraba sus estudios en la nanotecnología, y tenía la idea de estudiar cómputo cuántico (“usar la mecánica cuántica para diseñar computadores”, aclara), la temática que investigaba en Colombia. Al llegar se dio cuenta que no habían personas que trabajaran específicamente en esa línea, entonces decidió dedicar su intelecto a algo totalmente diferente: aunque la astronomía le gustaba no la tenía como una primera opción de estudio, pero entonces se decidió por la astrofísica a ver cómo le iba: “fue un cambio radical y empecé desde cero, pero muy bueno porque ahora no sólo investigo de cómputo cuántico sino que comprendo asuntos de astronomía que aparentemente no se relacionaban. Precisamente, en la charla sobre la computabilidad en el Universo expongo sobre cómo los agujeros negros y el universo mismo se puede comportar, y desde allí explicar muchos fenómenos… es una mezcla de las cosas que he trabajado y es lo bonito de la ciencia, que se puede hacer interdisciplinariedad, como en la cocina, cuando quieres innovar usas nuevos sabores y aromas para crear nuevos platos. Y no me arrepiento, me dio una nueva perspectiva de las cosas”.

Para alguien que trabaja en astrofísica una mirada al cielo puede significar un aprendizaje, por eso al profesor Hernando le preguntamos qué le dice la bóveda celeste cuando mira para arriba: “uno se empieza cuestionar cosas de la misma existencia, a pensar en qué cosas son importantes y cuáles no… alguien me dijo que le parece raro cuando la gente se maravilla apreciando el atardecer, y yo a veces quedo maravillado cuando se despeja el cielo de México -mantiene nublado por la contaminación-, y detengo el coche y me siento a verlo, porque el mundo me dice “disfrútalo, vívelo”; puedes tener mucho conocimiento o dinero, pero siempre hay que aprender a disfrutar cuando se ven las estrellas o un paisaje, a vivir los viajes, a gozar cuando viajo y vengo a Popayán a ver a mis amigos… en últimas, el universo lo que me dice es ‘vive con intensidad’”, cuenta.

En ese orden de ideas, según Caicedo la lección más importante que le ha dado el universo es perseverar: “cuando sales de tu patria y llegas a otro lugar ‘con una mano por delante y otra por detrás’, sin nada y sin que nadie te conozca, lo único que te va abrir las puertas es ser eficiente en tu trabajo. Cada lugar es diferente, así hablemos el mismo idioma somos de culturas completamente diferentes y diferente es lo que se vive acá: aprendí a perseverar, a ser más disciplinado y a hacer mi trabajo de mejor forma. Respecto a ser un óptimo profesional no se olvida del texto que le ha alegrado la vida: su novela preferida ‘Sueños de Einstein’, de Alan Lightman, una serie de cuentos cortos sobre los posibles sueños que tuvo el científico para escribir la Teoría Especial de la Relatividad. Recuerda que se lo ha releído varias veces y que cuando estaba de visita en el Instituto Tecnológico de Massachusetts fue a buscar al autor para que se lo firmara, pues dictaba clases allí, pero ya se había retirado.


En México existe la cultura de construir telescopios, pero en Colombia es complicado encontrar a alguien que sepa de astronomía. No es fácil dictar una clase de la materia con un telescopio porque son difíciles de encontrar y muy costosos, ya que en el país cafetero no hay una empresa que los haga. Algo pasa y el profesor Caicedo ya dedujo: “nos falta iniciativa. Curioso porque los payaneses se ufanan que Popayán es una ciudad culta, e incomprensible porque el primer observatorio astronómico latinoamericano se construyó en Santa Fe de Bogotá (para la expedición botánica de la Nueva Granada) y su primer director fue Francisco José de Caldas… es que en Colombia todos hablan de cultura pero no saben de qué se trata, y en Popayán vivimos de lo que pasó hace 250 años aunque tengamos los elementos para que realmente sea una ciudad culta. Instituciones como la Corporación Universitaria Autónoma del Cauca deben tener la iniciativa y aceptar el reto, porque son las universidades las llamadas a liderar esos procesos donde se guíen a la juventud y a la sociedad a la formulación de nuevas ideas.

El físico se acordó de su niñez, en ese entonces ya se preguntaba por qué acá no teníamos lo que tienen en otros lugares y asegura que a los infantes se les educa dependiendo de lo que se espere de ellos: “de allí la formación que se les dé: veo cómo mi hermano cría a sus hijos, y ellos no te piden ver televisión sino hacer deporte o caminar. Y preguntan por todas las cosas… cuando era niño veía tele, pero era más emocionante ir a jugar fútbol al parque Benito Juárez”, comenta, sin callar que lo de Colombia también corresponde al reflejo de las narconovelas “donde se convierte en héroes a los narcotraficantes, y luego le corresponde a padres de familia y educadores romper este paradigma”.

Y como regresa México se acordó de lo que más va a extrañar: las empanadas de pipián, dice mientras aclara que los aspectos gastronómicos son los que más se extrañan en la lejanía: “las personas no se extrañan tanto porque sigo en contacto con las que quiero: llego a la Uniautónoma y me encuentro con don Bruno y otros administrativos, y los saludo tan cariñosamente como si hubiera sido ayer que estuvimos conversando. Y los amigos están en las buenas y en las malas, y acá saben que estoy comprometido con la causa de la institución… me parece muy bonito, es una muy buena excusa para volver a Colombia. ¿Y que dónde me gustaría morir? Lo importante es que me muera sin dolor (risas). Popayán es el lugar donde me crié. Aquí vivieron mis abuelos y siempre que camino recuerdo a mi bisabuelo porque él diseñó los faroles de sus calles. Mi abuelo hacía y vendía faroles, y yo pinté los faroles del Pueblito Patojo. Y le estoy muy agradecido a México porque me ha permitido estudiar, en el trabajo y una situación estable… la verdad no sé, cualquiera de los dos lugares va a ser un buen lugar. Eso sí, me gustaría que me cremaran y que parte de mí, de ese polvito que fui, quede aquí”, remata.

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